Puedo comprender, y comprendo, a los que no alcanzan a entender la importancia de la verdad para su propia vida, y viven mintiendo.
Puedo comprender, y comprendo, a los que no son capaces de ver la trascendencia en su paz interior de un comportamiento honesto, y manipulan sin escrúpulos.
Puedo comprender, y comprendo, a los que nunca han sentido remordimiento por el daño causado, y continúan practicando la maldad.
Y ya puestos... hasta puedo perdonarlos.
...
Pero no puedo comprender, ni comprendo, a quienes siendo testigos presenciales de tales desmanes, callan y aceptan. Y ya puestos, ni los perdono.
