sábado, 31 de julio de 2010

Pasado

Es difícil, realmente. Es muy difícil prescindir totalmente de los cadáveres en tu vida. Todo lo pasado está muerto, evidentemente. Y sin embargo, continuamos haciendo que nuestras formas de sentir sean actualizaciones de lo vivido. De lo pasado.
Si realmente consiguiésemos que cada día fuese un día nuevo... pero, ¿cómo prescindir de lo que nos ha acaecido a lo largo de nuestra vida, tan entremezclado con nuestra experiencia?
Parece que sin la experiencia volveríamos a darnos los mismos golpes que ya nos dimos en otras ocasiones, y sin embargo, adheridos a ese conocimiento vienen recuerdos, historias, viejos dolores... procede incluso de ellos este saber que vamos acumulando. Entonces... ¿cómo separarlos?
No soy tan inteligente como para dar con la solución, pero no está mal la idea de intentarlo cada día. Pudiera ser que alguna vez funcionase...

miércoles, 28 de julio de 2010

Prohiben ellos

Llevo un tiempo anonadado. Bueno, realmente anonadado... desde que nací. Pero en este caso aún más.
Al gobierno, oposición, intermediarios y todas aquellas gentes que escuchan sus palabras ávidas de aprender, no se les ha ocurrido otra peregrina idea que buscar la libertad por medio de la prohibición. Insultante.
Se prohibe todo en pro de una mayor libertad. Y no lo entiendo.
Ahora el Burka.
Comprendería que se luchase contra la coacción que obligase a las mujeres de carácter islámico a llevar un burka o taparse la cara contra su voluntad. Bien, luchemos contra esa coacción. Que nadie pueda obligarlas.
Pero estoy seguro de que algunas de estas mujeres quieren llevar el burka o taparse la cara, por costumbre, apetencia, afirmación personal... por lo que sea. ¿Y no se está conculcando la libertad de estas mujeres a vestir como quieran? ¿Y si a mi, mañana, me da la vena de ponerme un burka?... ¿Me lo prohiben? Otra cosa sería si me aclaran que lo del burka es por motivos de seguridad. Pero que no lo utilicen como estandarte en pro de la dignidad femenina. Basta de mentiras.
No se impone la libertad. Aprended esto. Grabadlo en vuestras mentes. Claváoslo en vuestros intelectos. NO SE IMPONE LA LIBERTAD. NUNCA.

martes, 27 de julio de 2010

Prohibido

Como jefe suyo que soy, a partir de ahora voy publicar un Soberano Decreto por el cual, prohibo terminantemente a todos los políticos:
1.- Hablar en público, a fin de no deteriorar aún más la imagen de España.
2.- Hablar en privado, a fin de que no se puedan transmitir entre ellos, o a otros, el virus de la suprema estupidez.
3.- Hablar, a fin de que no pierdan más el tiempo y se les ocurra hacer algo.
4.- Inventarse una nueva gripe aviar, porcina, equina, bovina, ovina o cocodrílica para este invierno que viene a fin de tenernos entretenidos jugando en casa al parchís y con la bufanda puesta, mientras nuestros/as cónyuges se gastan el sueldo en Testamosfollandotolculomina.
5.- Ponerse la camiseta de la selección española de lo que sea, pero en especial la de fútbol, que al fin y al cabo es la única que ha salido de la crisis.
6.- Aparecer en más fotos, vídeos, reportajes, artículos, o cualquier otro medio de difusión, a ver si por casualidad, y al no copar tantos espacios, tenemos la dicha de encontrarnos con algo medianamente inteligente.
7.- Disponer de coche oficial. A partir de ahora deberán ir andando o coger el autobús.
8.- Ir al bar del Congreso. Que vayan a cualquier tasca pero de incógnito, a fin de que les cobren, como a todos los españoles que ganamos infinitamente menos que ellos.
9.- Follar, no quiera el demonio que perpetúen su casta. Además, me da la gana. Si ellos me prohiben fumar, yo a ellos follar. Eso si, a ellos si está permitido joderlos.
10.- Cualquier otra cosa que contribuya a su bienestar, satisfacción, alegría, prepotencia o placer, al objeto de ver si así se deciden a abandonar el cargo, sea cual sea.
Este Soberano Decreto entra en vigor esta misma tarde, y cualquier político que se lo salte queda anatemizado de por vida, además de demostrar palmariamente que es un político. ¡Qué vergüenza!

viernes, 23 de julio de 2010

Van dos

He aprendido, en este último año y medio, a utilizar la palabra "amigo", salvo cuando la uso coloquialmente para referirme a alguien, de una manera extremadamente comedida. Ser amigo es mucho más importante que ser esposa, esposo, amante... Y tengo un amigo. Un amigo que es todo un caballero. Ser anacrónico y hermoso. Hombre de otros tiempos y lugares. Noble de sangre roja y blasón de luz. Caballero para quien lo que está bien, está bien, y lo que está mal puede disculparse. Caballero al que la palabra obliga. Porque una palabra dada es más importante, infinitamente más, que cualquier firma en un contrato. Y poder decir, como yo puedo, que ese caballero es mi amigo, está al alcance de muy pocos. Me siento un elegido.
Hace un par de días, en un blog desconocido, alguien respondió a uno de mis artículos. O locuras. No lo tengo aún muy claro. Tampoco tengo claro cómo encontró el blog. Supongo que la casualidad lo llevó a él. Pero tuve suerte. Conocí a otro caballero. No puedo decir que sea mi amigo. Sólo tuve noticias de él. Pero por sus palabras estoy convencido, sin duda, de que se trata de otro caballero.
Ya se que en este mundo hay dos.

jueves, 22 de julio de 2010

Pobre ego

Estoy leyendo, actualmente, un libro de Ekhart Tolle, sobre todo aquello que distrae nuestra atención de lo que en realidad somos. Sobre cómo nos dejamos guiar por el ego, olvidando nuestra auténtica naturaleza. Se trata, en definitiva, de aclarar que todo nuestro comportamiento, desde guerras mundiales a batallas personales, se debe a una comprensión equivocada de lo que en verdad significamos. Francamente, me gusta hasta cierto punto. Me dice, en el prólogo, que su lectura me va a despertar, eso si, sólo si estoy preparado. Si no me despierta es que aún no estoy listo.
Francamente, me parece un comienzo para subnormales. También me cabe la posibilidad de tratar de "forrar mis riñones" publicando algo sobre cómo hacerse rico en una semana... eso sí, si estás en el momento adecuado para enriquecerte, y en caso contrario no es que yo esté fallando, fallas tú porque no estás aún preparado para convertirte en millonario de euros.
De todas formas, el libro no es baldío. Posee ideas bastante interesantes para mejorar tu nivel espiritual. Aún no lo he terminado y continúo con su lectura, prueba de que no me ha parecido desechable sin más ni más. Contiene elementos que puedes adaptar a tu vida con el fin de hacerla mejor en lo personal. Lo aconsejo, sin poner demasiado énfasis.
Este libro entra en los actuales movimientos hacia una conciéncia única, universal. Idea que, a priori, y sin un análisis exhaustivo, resulta bastante atractiva.
Pero a mi se me antoja que, si todos nos volvemos tan buenos y tan iguales, nos vamos a aburrir como ostras. ¿Dónde dejamos las peleas, los insultos, las vejaciones, el "yo no he sido", el "lo que me ha hecho el cabrón este...", la individualidad en su estado más puro, la elección entre lo bueno y lo malo?...
No se si sería deseable alcanzar esa especie de conciencia universal. Perder mi yo, mi "ego", por mucho que ese ego me conceda una vida infeliz, a cambio de sentirme parte de todos. ¿Parte de todos?... ¿Todos queriéndonos?... Un mundo de sonrisas previstas no me atrae. Me gusta la sonrisa espontánea, la que asoma de pronto al rostro cuando te encuentras lo que no te esperas, o cuando se te sube hasta la cara el amor que tú llevas dentro. Me gusta la risa inevitable, no programada, no insertada en tu sistema biológico para siempre.
Somos imperfectos. Muchos practicamos el odio, el rencor, la mentira... pero también lo hacemos con el amor, la entrega, el sacrificio, la nobleza... Lo tenemos todo. ¿Por qué queremos ir hacia otra vida que nos convierta en seres que sólo tendremos la mitad de las cosas?...
Sí, somos imperfectos. Pero en esa imperfección encuentro el juego de la vida. Por mucho que me haga sufrir. Porque también me hace reir cuando menos me lo espero.
Eso sí... a Zapatero sí lo podríamos echar... eso seguro que también mejora nuestra espiritualidad.

miércoles, 21 de julio de 2010

Sobre mi estupidez 2

Cuando algo está bien dicho o bien escrito, no precisa de puntualizaciones ni aclaraciones. Si las necesita es que algo ha fallado. Y acabo de constatar una evidencia: mi entrada precisa de explicación... ¡qué lamentable!
Existe hoy una tendencia bastante extendida a través de infinidad de libros, artículos, conferencias, charlas, coloquios... que sostiene la idea de que nada puede afectarnos sin nuestro expreso permiso, que somos dueños de nuestros sentimientos, dioses capaces de sanarnos de cualquier mal, sea físico o espiritual, seres superiores atrapados tras un ego que nos cierra las puertas a nuestra libertad.
Y, francamente, estoy de acuerdo.
En el post sobre mi estupidez no era tanta la ironía. Había, no voy a negarlo, pero tras la dosis de sarcasmo que habitualmente esnifo para sobrevivir, estaba presente una realidad.
Las relaciones entre los hombres están basadas sobre las expectativas. No son relaciones limpias. Que alguien me diga que quiere a su pareja y no espera nada a cambio... ni siquiera un poquito de amor correspondido. Que me digan que un hijo quiere a su padre sin esperar, cuando menos, cierta correspondencia del padre hacia él. No me contéis que cuando os portáis bien con alguien no esperáis que "ese alguien" se porte, al menos, dignamente con vosotros. Y dejándonos de cuentos afganos, que una sola persona tenga el valor de decirme que después de haberse portado como un señor, generoso y entregado, con otra persona y de haber recibido a cambio media docena de puñaladas traperas por la espalda de esta segunda persona, lo ha considerado algo perfectamente plausible y digno.
Recapacitando. Estoy plenamente de acuerdo en que el ser humano tiene la potencia de un dios. Convencido de que posee la plena capacidad de sanarse a si mismo, física y espiritualmente. Que puede situarse por encima de los sentimientos que implican interacción, intercambio, expectativas... pero aún no, amigos, aún no.
No, mientras el sufrimiento sigue haciendo estragos por todo el mundo. No, mientras el hambre sume en la desesperación a millones de personas. No, mientras la difamación y la mentira siguen teniendo entre nosotros un campo perfectamente abonado para florecer.
No me contéis historias indigestas a mi edad, que debo empezar a cuidar mi estómago.

Callan

Hay quienes callan porque no tienen nada que decir. No voy a decir que eso esté mal.
Pero prefiero cuando alguien calla porque ha aprendido a hablar con el alma.

Sobre mi estupidez

Cierto, sobre mi estupidez va esta entrada.
Porque llevo tiempo preguntándome qué clase de ser defectuoso soy yo.
¿Me parieron mal o me he hecho yo así?
Para empezar, un día se me ocurre la imbecilidad de enamorarme, y me ciego totalmente. No fue mi primer error, pero empiezo por aquí.
A continuación, cuando nacen mis hijos soy tan estúpido que me emociono. Inconcebible.
Me abandona la mujer que yo quería y me duele "de cojones", otra gilipollez.
Pierdo a todos los que se decían amigos porque creen fervientemente lo que cuenta mi ex-mujer, y no se me ocurre otra capullada que sentirme atacado injustamente. Inaudito, vamos.
Maltratan a mis hijos, y yo, como un auténtico idiota, me meto a tratar de evitarlo. Profundamente inapropiado.
Los echan de su casa y me da por sentir en mi carne el desarraigo que arrastran, otra prueba de que lo mio es la necedad.
Debo devolvérselos a su madre por no poder mantenerlos, y siento mi cuerpo lleno de hormigas por dentro, hecho que indudablemente me convierte en un subnormal patético.
Y me pregunto... si soy tan tonto, si en todo me equivoco, si siento lo que no se debe sentir y actúo como un ser desquiciado, haciendo patente mi suprema incapacidad mental... ¿qué hago aquí?
Estos comportamientos ya no están en boga. No se llevan. Resultan incorrectos a todas luces. Está muy claro que la actual sociedad ha decidido que el ser humano tiene que estar por encima de estas formas tan inadecuadas. Somos dioses, y el sufrimiento no existe. No nos dejemos engañar.
Resulta, pues, evidente, que lo mio es la estupidez. Soy uno de los más confirmados expertos. Preguntad y lo comprobaréis.

martes, 20 de julio de 2010

Espero

Espero que llegue un día en que quien dice ser tu amigo, sea tu amigo.
Espero que llegue un día en que quien dice te quiero, te quiera.
Espero que llegue un día en que quien extienda los brazos, sea para abrazarte.
Espero que llegue un día en que quien te diga algo, te diga la verdad.
Espero que llegue un día en que quien no te haya escuchado, no te juzgue y te condene.
Espero que llegue un día en que quienes vivan a tu alrededor, te dejen ser como eres.
Espero que llegue un día en que quien sabe como eres, te acepte sin condiciones.
Espero que llegue un día en que un hijo sea un hijo, un padre sea un padre, y un amante, alguien que ama.
Espero que llegue un día en que los sentimientos tengan más valor que las apariencias.
Espero que llegue un día en que yo te pueda conocer, aunque no te conozca.
Espero que llegue un día en que tú y yo nos amemos y seamos capaces de crear la eternidad.
Espero que llegue un día... pero no se si podré esperar tanto.

jueves, 15 de julio de 2010

Punto y seguido

Suelo cambiar de opinión. Según me va la vida, o sopla el viento. No se si a la larga es bueno o no, pero cuando menos no me dejo anclar por las ideas fijas, inamovibles. Por un lado pienso que lo que hay en la cavidad craneal del hombre no es una piedra, accesible tan sólo al desgaste de los siglos... por otro, sin embargo, creo que los cambios de forma de pensar, aunque implican mayor flexibilidad cerebral, lo mismo que conducen a mayores aciertos, también lo hacen a mayores confusiones. Las dos cosas. Y no acabo de encontrar el equilibrio ni se si existe. El caso es que suelo, como he dicho ya, cambiar de opinión. Me dejo convencer si las razones me valen. Eso si, jamás por la estupidez.
Y dado que soy así de cambiante, hoy continúo este blog.
Espero haber despistado a unos cuantos perseguidores y perseguidoras -¡hay que ver cómo cambia la palabra cuando le antepones el "per"!-, y si no lo he conseguido, me quedará el consuelo de que se alegrarán de la posibilidad de volver a entretener sus vidas con la crítica despiadada y el argumento flaco. Recuerdo un argumento que tuve que borrar... era, literalmente: "JUAJUAJUAJUAAAARRRGGGHHHH". Escrito así, sin quitar ni poner nada. Mi amigo o amiga "abraso de lusss" que volvía a la carga. Hay gente así de pobre, ¿qué le vamos a hacer?.
Yo volveré a mis andadas, y trataré de penetrar los por qués de ciertos rasgos incomprensibles de la conducta humana. Eso si, intentando por todos los medios no personalizar. Hablemos de lo que tiende a generalizarse por desgracia, y no de los errores de personas que tienen derecho a equivocarse.
Y en este comienzo, lo mejor que puedo hacer es pedir perdón si en alguna ocasión he ofendido a alguien. O si lo he juzgado. Una de las cosas más acertadas que dijo un gran personaje fue: "no juzgues y no serás juzgado". Sin pretensiones de un catolicismo que no ejerzo, trataré de atenerme a tan sabias palabras.
Me consta que, cuando menos, a uno le alegrará que siga con este blog. ¡Va por ti!.