domingo, 30 de mayo de 2010

Ya tardaban...

Dedicado a "Abraso de Lusss"

Hace tiempo me pregunto qué se siente formando parte de un grupo cobarde y anónimo.
Me acostumbraron mis padres, en tiempos, a dar la cara siempre, a apechugar con las consecuencias de mis actos. Y, siguiendo sus enseñanzas, siempre he dado la cara. No me he escondido. Cuando he dicho algo, lo he firmado. Sin miedo a nada. Dispuesto a recibir los disparos del que se sienta enemigo.
Cuando he hecho algo lo he reconocido. Sí, he sido yo. Y si ahora me toca pagar, pago.
Tal vez es una conducta desfasada, pero es la única que me hace sentir en paz. La que me deja dormir por las noches a pierna suelta, sin cabos sueltos en mi vida, sin hormigas carcomiéndome la conciencia.
Pocos hay que entiendan esta forma de ser y de actuar. Pero los hay. Son los buenos, los únicos que merecen toda mi admiración. Ellos son mis amigos. Los únicos que puedo tolerar. Porque el otro, el miserable, el cobarde, el que hace daño por la espalda... ese no cabe en mi vida. No hay espacio para él.
No me muevo por esos mundos alternativos. Pienso que el único universo que puede darme de vivir es el que está dentro de mi. Ese es el que alimenta mi alma grandiosa. Y trato de que crezca y me llene cada día más. Pero algunos, Abraso de Lusss, os inclináis hacia el lado que no es, hacia lo falso y efímero. Hacia lo que está vacío. Y adoptáis creencias que no os llenan, que os dejan huecos, sin nada. Y me pregunto, ¿se puede vivir en esa frustración? Tú me demuestras que si, que se puede. Aunque pienso que la única razón para poder vivir en ese estadío es aprender, poco a poco... eso sí, más despacio que otros... pero al fin, aprender. Un día lo harás. No pierdas la esperanza. Porque todos aprendemos al final. Es nuestra misión.
Abraso de Lusss, aprecio en lo que valen los comentarios que me has ido dejando en algunas entradas antiguas. Pero me habría gustado ver también tu valentía. Ese: "¡Aquí estoy yo!". Sin miedos. Sin cobardías que no tienen sentido. Si tú me consideras un pobre hombre, puedes decirlo sin ninguna vergüenza... pero cuando te escondes en ese anonimato, me dices que sí sientes vergüenza de decirlo, que te consideras indigno, que comprendes que te estás portando como una víbora y no deseas que se te conozca. Pero desde aquí, y firmando, te digo: Defiende tus ideas, atácame lo que quieras, expón tus razones sin que nada ni nadie te limite... Pero da la cara. Hazlo como persona, no como un ser que se arrastra. Ten esa valentía que me enseñó mi padre de ir por la vida dando la cara, no escondiéndola. Por tu mejora espiritual te lo recomiendo.
Un abrazo, enemiga mia.

viernes, 28 de mayo de 2010

Sensación

Este mundo está lleno de ciegos que no saben escuchar.

domingo, 23 de mayo de 2010

Felici... ¿qué?

Tanto y tanto hemos usado la palabra felicidad, que nos la hemos creído.
Tenemos que volver a olvidarla.
Lo que llamamos felicidad no es más que un estado de anestesia general. Un olvido. Una ceguera. ¿Y a eso es a lo que pretendemos llegar?
Para empezar, nunca se llega. A ningún lugar.
Sólo se camina.
¡Pobre del que base su vida en llegar a un estado que considera deseable! Pasará su existencia en una frustrante fase de búsqueda. Y, con suerte, al final llegará a ese olvido que llamará felicidad. ¿Y vivir tanto para olvidar sólo un instante?... No puede ser.
La serenidad, la calma, la visión abierta y clara están en el camino.
Toda una vida caminando con la conformidad del cuerpo y el espíritu. Ambos unidos. Ambos satisfechos de lo bueno y de lo malo.
¡Dadme esa serenidad!
Y quitadme, por favor, la idea engañosa de la felici... ¿qué?...

Querer

Déjame ser como soy. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame avanzar por la vida a mi ritmo, no al tuyo. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame utilizar mi tiempo, mi mayor tesoro, como yo necesite. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame pensar por mi cuenta, sin tratar de imponerme tus ideas. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame que acepte o no tus consejos según yo crea conveniente. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame sentirme feliz aunque no estés a mi lado. Entonces podrás decir que me quieres.
Déjame que yo te quiera y sea contigo como yo quiero que tú seas conmigo. Entonces podrás decir que me quieres.
Lo demás sólo significa que me necesitas. Y si sólo me necesitas, puedes dejar de necesitarme un día, mientras que si me quieres, nunca dejarás de quererme.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Despedido

La ley es el escondite perfecto para quienes se complacen en pisotear constantemente la justicia. Por esa razón, he despedido a mi abogado.

sábado, 8 de mayo de 2010

Venganza

La más noble de las venganzas es el perdón.

El pensamiento

Tras mucho buscar no he conseguido hallar nada tan inservible como el pensamiento humano. Es algo tan poco útil, que más medran en la vida quienes menos lo practican.